jueves, 20 de noviembre de 2014

Los primeros filósofos jonios: Anaxímenes





El tercer filósofo de la escuela de Mileto fue Anaxímenes. Debió de ser más joven que Anaximandro -al menos, Torfrasto dice que era “discípulo y compañero” de Anaximandro. Escribió un libro, del que ha sobrevivido un breve fragmento. Según Diógenes Laercio, “escribió en purísimo dialecto jonio”.
La doctrina de Anaximenes parece, ya a primera vista, un franco retoceso con respecto a la posición alcanzada por Anaximandro, pues, abandonando la teoría del απειρον, sigue a Tales en lo de indicar una sustancia determinada como elemento primigenio. Este elemento determinado, no es el agua, sino el aire. Tal vez se lo sugiriese así el hecho de la respiración, pues el hombre, mientras respira, vive, y es fácil que, por ello, parezca el aire el principio vital. En realidad, Anaxímenes traza un paralelo entre el hombre y toda la naturaleza. “Así como nuestra alma, siendo aire, nos mantiene unidos, así también el aliento y el aire circundan todo el Cosmos”. El aire es, por consiguiente, el Urstoff del mundo, del que se originaron las cosas que existieron y existirán, los dioses y las cosas divinas, mientras que los demás seres proceden de su descendencia.
Explicar como todas las cosas provienen del aire es, sin duda, tarea difícil, y precisamente en la solución que propuso Anaxímenes es donde se ve un rasgo de su genialidad. Para explicar la formación de los objetos concretos a partir del elemento primitivo, introduce las nociones de condensación, y rarefacción. El aire es, de suyo, invisible, pero se hace visible en este proceso de condensación y rarefacción, convirtiéndose en fuego cuando se dilata o enrarece, y en viento, nubes, agua, tierra y finalmente en piedra cuando se condensa. A decir verdad, esta concepción de las condensaciones y rarefacciones sugiere otro motivo por el que Anaxímenes pudo identificar el elemento primordial con el aire: pensó que, cuando el aire se enrarece, se hace más cálido y, así, tiende a transformarse en fuego, mientras que cuando se condensa se enfría y tiende a la solidificación. El aire se halla, pues, entre el circulo de llamas que envuelve todo y la masa fría y húmeda de si interior, y Anaxímenes se decide por el aire como por una especie de ambiente vital intermedio. Lo importante de su doctrina cabe decir que es, con todo, el intento de basar lo cualitativo en lo cuantitativo, pues a esto se viene a reducir, en terminología moderna, su teoría de la condensación y la rarefacción. Dícese que Anaxímenes observó que cuando expelemos con la boca abierta el aliento éste es caliente, y que, cuando lo exhalamos con la boca casi cerrada, es frío: sería ello una prueba experimental de su tesis.
Lo mismo que Tales, concebía la tierra plana, pero flotando por el aire como una hoja. Según Burnet, “la Jonia no fue nunca capaz de aceptar el punto de vista científico en lo relativo a la Tierra, y aun Demócrito siguió creyendo que era plana”. Anaxímenes dio una curiosa explicación del arco iris: se debería a los rayos del sol cayendo sobre una nube espesa que no puede atravesar. Zeller subraya la gran distancia que hay desde Iris, la divina mensajera de los dioses de Homero, a esta explicación “científica”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario