jueves, 13 de noviembre de 2014

La evolución antes de Darwin



La idea de que los organismos pueden a través del tiempo y que un tipo de organismo da origen a otro tipo de organismo es antigua, anterior a Aristóteles. Una escuela de filosofía griega, fundada por Anaximandro (611-547 a.C), que culminó con los escritos del filósofo y poeta latino Lucrecio (99-55 a.C) desarrolló no sólo una teoría atómica, sino también una teoría de la evolución, ambas sorprendentemente similares a los conceptos actuales. El trabajo de esta escuela, sin embargo, era en una gran medida desconocido en Europa en el momento en que la ciencia de la biología, según la conocemos actualmente, comenzó a tomar forma.
 En el siglo XVIII, el francés George-Louis Leclerc de Buffon (1707-1788) se ubicó entre los primeros científicos en proponer que las especies podrían sufrir cambios en el curso del tiempo. Sugirió que además de las numerosas criaturas producidas por la creación divina en el comienzo del mundo, “hay familias menores concebidas por la Naturaleza y producidas por el Tiempo”. Buffon creía que estos cambios tenían lugar por un proceso de degeneración. De hecho lo resumió, diciendo: “...el mejoramiento y la degeneración son una misma cosa dado que ambas implican una alteración en la constitución original”. La hipótesis de Buffon, aunque era vaga respecto a cómo podían ocurrir los cambios, intentaba explicar la desconcertante variedad de criaturas del mundo moderno.
Entre aquellos que dudaban que las especies fueran fijas y no cambiasen estaba Erasmus Darwin (1731-1802), el abuelo de Charles, Erasmus Darwin era médico, naturalista y escribía prolíficamente, con frecuencia en verso, sobre temas de botánica y zoología. Sugirió, fundamentalmente en acotaciones y notas al pie de página, que las especies tienen conexiones históricas entre sí, que los animales pueden cambiar en respuesta a su ambiente y que su progenie puede heredar estos cambios. Sostenía, por ejemplo, que un oso polar es un oso “común” que por vivir en el Ártico se ha modificado y ha pasado estas modificaciones a sus oseznos. Estas ideas nunca fueron formuladas con claridad, pero son interesantes a raíz de sus posibles efectos sobre Charles Darwin, aunque este último, nacido después de la muerte de su abuelo, no parecía tenerlas en gran estima.

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