Fueron los geólogos
más que los biólogos, quienes prepararon el camino para la teoría
moderna de la evolución. Uno de los que tuvieron mayor influencia
fue James Hutton (1726-1797). Hutton propuso que la Tierra había
sido moldeada, no por hechos repentinos y violentos, sino por
procesos lentos y graduales: el viento, el clima y el fluir del agua,
los mismos procesos que pueden verse en acción en el mundo actual.
Esta teoría de Hutton, que fue conocida como uniformitarismo,
era importante por tres razones. Primero, implicaba que la Tierra
tiene una larga historia, lo cual era una idea nueva para los
europeos del siglo XVII. Los teólogos cristianos, contando las
generaciones sucesivas desde Adán (como se registra en la Biblia),
habían calculado que la edad máxima de la Tierra era
aproximadamente de seis mil años. Según sabemos, nadie desde los
discípulos de Anaximandro (cuya escuela sostenía que la Tierra era
infinitamente vieja), había pensado en términos de un período
mayor. Sin embargo, seis mil años es demasiado poco tiempo para que
hayan tenido lugar los principales cambios evolutivos, cualquiera sea
la teoría. Segundo, la teoría del uniformitarismo afirmaba que el
cambio es en sí el curso normal de los acontecimientos, por
oposición a un sistema estático interrumpido por un hecho ocasional
e inusual, como por ejemplo, un terremoto. Tercero, aunque esto nunca
fue dicho expresa y claramente, el uniformitarismo sugirió que
podría haber alternativas a la interpretación literal de la Biblia.
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